Un estruendo rojo y negro movió los cimientos. El miedo sacudió tu cama mientras contemplábamos las huellas de la pena en las cenizas. Se llevó todo lo que imaginamos nuestro. Cuando ya no quedaba nada que perder llegó el silencio. Salimos a conocer la tierra nueva. En medio de la lava brotaba un pino. Nos miramos.

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