EL BAR DE LA GENTE SOLA
El bar de la gente sola es más proclive por la tarde. Como emigrados se van posando los viejos al calor de las mesas, al asidero sin fin que los espera. Callan y beben con los ojos en exigua llama, la que resta después de tanto Tiempo ofendiendo que los puso donde habitan: en el balcón amplio de esta tarde con verano a donde vuelven tan conformes después del dolor y la memoria. Un viejo esputa y bebe güisqui tibio. La vieja ante el café de cada día vuelve a perder la voz que nunca hallara. Día tras día los celebra el bar de la gente sola, el sitio de las aves con todos los rumbos perdidos.

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