ESPANTAPÁJAROS 

Un extremo cansancio,
el asco en el rostro,
rancio aroma de andrajos.

Opaca quietud 
que desespera las horas
y aborta cualquier movimiento. 

Te cuesta respirar
en el árido surco donde te escondes.

Deshidratada la piel sobre hombros amorfos
y brazos caídos, 
desencajado el gesto
que aun cuando agoniza
no acaba de morir.

¿Hasta cuándo seguirás espantando pájaros?
¿Hasta cuándo persiguiendo su vuelo? 

Inmaculada Rodríguez Méndez

Tabaiba publicará un solo texto cada fin de semana. Así ofrecemos la posibilidad de leerlo con atención, de paladearlo. Si su lectura te sugiere algún comentario puedes escribirnos a revistatabaiba@gmail.com y se lo haremos llegar a la persona autora del texto.