LEY DE STERNBERG
Canto que cae en horizontal y se desgrana en unidades de tiempo lima los caprichos filosos a la elipsoide luego a la esfera con el fin de convertirse en órbita celeste o en gota en suspensión Está en la naturaleza de todos los sólidos jugar a ser como agua ingrávida Canto, no entiendes el lugar ni tu papel en las corrientes te colgamos leyes y coeficientes de erosión para poder predecir la forma y la ocasión de tu desgaste En la infancia los efímeros entre los efímeros lanzan tu vientre dócil y convexo a tañer sobre la piel de masas quietas los periodos de tu precipitación Y en cada lanzamiento en los golpes sutiles chocan la unidad mínima de amor, la unidad mínima de estupor Recolocan tu presencia, desordenan el roce pero si ayudan o entorpecen tu deriva es algo que la historia no podrá responder hasta que hable la voz de la conciencia mineral y el misterio de sus pulsiones discretas y no digamos más inerte, no más inercia para escribir de los cantos y las piedras
UNA PLAYA EN EL LAVAMANOS
Sobre el limbo esmaltado del lavamanos he dejado vidrios romos, conchas, cantos indultados, pecios a medio erosionar. Diría él que la arena es lo que queda cuando el mar se esmera contra la materia a favor del tiempo. El lecho blanco aguarda un fragmento de eternidad, sal yodada, las gotas del grifo que no llegó a arreglar y la gravedad aplicando su presión intermitente agua filtrándose por los años hasta formar una playa.

Elena Garbisu
Nací en Las Palmas de Gran Canaria, España, en 1988. En 2014 publiqué Ventiario, galardonado con el Premio Saulo Torón de Poesía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Publiqué los poemarios Cuento urbano del bosque atravesado (2016) e Isla (2019) en el marco del proyecto Rumores de Artemisia, del colectivo cultural Aulaga Literaria. Resido en Bilbao y me dedico a la revisión de textos médicos.
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