A FUEGO LENTO

Amanece bajo la niebla
junto al canto de los primeros pájaros
y el olor de humeantes chimeneas,
mientras todos duermen.
Ella se agarra a la tierra,
aprieta los pies fuerte, muy adentro
renombra lo innombrable
en los contornos borrosos;
despierta la ausencia quietud
en lo dormido, tiembla
bajo el cielo blanquecino.
La soledad se ha ido fraguando
a fuego lento,
hasta tocar raíces,
hasta casi detenerse
en medio del camino.
Teje el frío en la huerta
una mezcla de masa y dulce de leche,
gotas transparentes de rocío
sobre los pétalos,
es el invierno sin resguardo
un silencio contundente,
ambigua sonrisa del amanecer.

Amanece de nuevo el cielo
con su rumor de invierno,
de nuevo este desasosiego
entre estar y no estar.
Es este bostezo toda mi salvación.
¿Aún duermo?
Cuando ahondo en el duro 
colchón de incertezas,
despertar se hace pesado.
Amanece y mis pies asoman bajo las sábanas,
y se me antoja soñarme libre y desnuda.
¿Hasta cuándo este andar vagabundo,
esta dolorida mirada?


Inmaculada Rodríguez Méndez

Nació en 1967 en Los Llanos de la Concepción (Fuerteventura). Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de La Laguna, donde se acercó a la poesía y al teatro. Profesora en Instituto de Educación Secundaria. Además de su interés por la palabra escrita disfruta del color y la danza como medios de expresión íntima.


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